Mientras el mundo fija su mirada en los inspiradores atletas que competirán en los Juegos Mundiales de Invierno de Olimpiadas Especiales en Turín, del 8 al 15 de marzo, es importante recordar que estos juegos son mucho más que deporte. Son también una celebración de la inclusión, la determinación y el impacto transformador del liderazgo juvenil.
En Olimpiadas Especiales creemos en un mundo donde todos los jóvenes, sin importar sus habilidades, tengan la oportunidad de liderar, inspirar y generar cambios duraderos en sus comunidades. Los deportes no solo impulsan el crecimiento personal, sino que también liberan el potencial de liderazgo, especialmente en los jóvenes con discapacidad intelectual y del desarrollo.
Por ello, paralelo a estos juegos, se lleva a cabo la Cumbre Global de Liderazgo Juvenil, donde jóvenes de más de 20 países se unen para aprender, colaborar y crear un futuro más inclusivo. Desde América Latina, tenemos la alegría de estar representados por talentosos jóvenes de Guatemala, República Dominicana, El Salvador y Argentina.
Para estos jóvenes, ser líder no se trata solo de tomar decisiones, hablar en público o dirigir eventos. Su verdadero liderazgo radica en empoderar a otros y desafiar las percepciones negativas sobre la discapacidad intelectual. Ser líder es trabajar codo a codo con la comunidad para construir un entorno donde todos sean valorados y respetados.
En Turín, estamos siendo testigos de cómo la participación deportiva fomenta habilidades esenciales como la confianza, la resiliencia y la comunicación. Cada vez que un atleta entrena, compite o apoya a un compañero, desarrolla herramientas que lo preparan para asumir roles de liderazgo en sus escuelas, trabajos y comunidades.
Pero el liderazgo juvenil no termina ahí. Se trata de hacer escuchar sus voces, defender sus derechos y garantizar su participación activa en la toma de decisiones en todas las áreas de la sociedad.
Ahora, más que nunca, necesitamos invertir en el potencial de liderazgo de los jóvenes con y sin discapacidad intelectual. Las empresas, los educadores y los responsables de políticas públicas deben crear espacios donde estas voces no solo sean escuchadas, sino también valoradas como agentes de cambio y tomadores de decisiones, porque su futuro comienza con ellos.
Mientras celebramos el talento y la determinación de los atletas en Turín, hagamos también un compromiso: apoyar el liderazgo juvenil, dentro y fuera del movimiento de Olimpiadas Especiales. Porque cuando empoderamos a los jóvenes, creamos un mundo más justo, inclusivo y lleno de oportunidades.
Es momento de defender y acompañar a la próxima generación de líderes — en el deporte, en la sociedad y en cada espacio donde se construye un futuro mejor.